Festival de Poesía Subterraneo en México 2010




INICIA EL SUBTERRÁNEO FESTIVAL
DE POESÍA EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Bajo el lema Sueña en voz alta se dio inicio el miércoles 14 de julio el segundo Subterráneo Festival de Poesía en la Ciudad de México.

Organizado por los jóvenes poetas mexicanos: Yaxkin Melchy, Gerardo Grande, Thalía García, Víctor Ibarra y Manuel de J. Jiménez. El festival cuenta además con la presencia de algunos de los noveles autores más destacados de países como Guatemala, Chile, El Salvador y El Perú.

Se trata de lecturas diversas, desde lecturas pensadas como intervención en sitios públicos como el espacio escultórico de la UNAM y la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, y espacios alternativos y oficiales. En palabras de uno de los organizadores: “Todo esto con el fin de volver a plantear que la poesía se está generando desde un espacio libre, sin miedo, con una mirada política del arte de una nueva generación, pero no se trata de una poesía de combate sino de un verdadero combate por la poesía y sus lenguajes más incendiarios y alucinantes; para ello nos valemos tanto de espacios oficiales como La casa del poeta Ramón López Velarde y el Centro Cultural José Martí así como de pulquerías, o de escenarios legendarios como el Multiforo Alicia, que ha dado acogida tanto a músicos rupestres como a los poetas rockanroleros de los Infrarrealistas” comenta Yaxkin, uno de los organizadores.

La inauguración del festival se llevo a cabo en la pulquería Las Licuadoras. Una pulquería es una taberna, muy similar a las chicherías de la calle Fierro en el Cuzco, donde se expende una bebida tradicional llamada “pulque”. El pulque es uno de los derivados del maguey, al igual que el tequila y el mezcal. Y así, entre pulques curados de avena y fresa, y la voz de Luz María Prieto (piedra de sol), Me doy cuenta de todo porque tengo un ojo en mis manos, con las que te toco, con las que también toco los libros y mis piernas, y todo lo demás, se dio inicio al festival. Luz María, Chilanga loca, me recordó a María Emilia Cornejo, a la muchacha mala de la historia, con su histeria y rebeldía, con un tatuaje en forma de as de picas en su muñeca izquierda y un verso escrito en la tira de los jeanes the ligth is a rose. Y a medida que iba escanciando el pulque e iban sucediendo los poetas, escuchábamos al faunito chileno, Agustín Hidalgo, azuzando a la gente con el coro “él que no salta es Pinochet”. Esta primera noche terminaría con sendos cascos de cahuama y la interpretación musical de fragmentos de Martín Adán “Mi primer amor tenía 12 años y las uñas negras…”, leídos por mí y acompañados por el colectivo noise Radiador, bajo la dirección del compositor Jaime Lobato.

La segunda fecha, en el emblemático Multiforo Alicia, llamado así por la Alicia de Lewis Carrol, contó con la presencia de un recién llegado Manuel Tzoc, poeta guatemalteco, quien al haberle sido negada la visa a México, optó por jugárselas el todo por el todo, cruzando ilegalmente la frontera norte por algún rincón de enfebrecida selva de Chiapas.
De su blog poema animal extraigo un fragmento del poema El mar ebrio y yo:

El sol a estas horas de la tarde es una gran pastilla de fuego para la boca del mar.
Se la traga y efervesce. Calma la ansiedad de sus olas.

El multiforo Alicia, ilustrado con grafitis, de donde resalta una gran calavera catrina empuñando una cerveza, también acogió performers como el Rojo Córdova, cultor de la oratura y el hip hop, quien a través de versos irónicos e irreverentes empiló al público con locuciones sobre los símbolos patrios y el uso de las drogas en la universidad.

Para cerrar este capítulo, la bella Zindu Cano, interpretó su tema Colores, para el deleite de la banda. Luego la noche se hizo interminable: todos, al chasquido de mis dedos no pueden dejar de bailar con la danzonera del lugar, en palabras de Jaime Lobato, quien esa noche recitó en público por primera vez.

La tercera fecha tuvo lugar en la Plaza de Las Tres Culturas, Tlatelolco, atrayendo la mirada de propios y ajenos, quienes se congregaban alrededor del monumento a las victimas de la violencia, que por esa tarde nos sirvió de estrado; a sus pies se desplegaban unas mantas oaxaqueñas, donde colocamos nuestros libros y plaquetas. A mí me atraen los poemas que no caben en las hojas de las ediciones Que tienen que desprenderse de los libros imposibles a mi corazón en palabras del poeta Yaxkin Melchy.

Las lecturas se realizaron con megáfono y bajo el cielo defeño, que después de días de lluvias y de negarnos la luna, nos ofrecía un espectáculo de luces que se convertían en un telar celeste al hilarse con las nubes.

La parte anecdótica la puso El Calavera, quien a la voz de un poema dadá, brincó uno de los cercos de las ruinas de Tenochtitlán, causando algarabía entre nosotros y la policía, quien no tardó en aparecer, para luego echarlo, no sin antes concluir el poema.
La tarde continuó con la lectura de los siempre risueños Felipe Becerra y Javier Norambuena, de este último he seleccionado unos versos de su poemario “útil de cuerpo”

veo al domingo molestarme
con el perro ladrando al mismo ritmo
que parpadeo
el domingo agobia por la noche tan
fría y sola tan
mustia que quisiera ofrendarle mi cuerpo

Y así la noche se iba apoderando de la Plaza de las Tres Culturas, al igual que unos niños que volaban sus papalotes, o unas patinadoras exuberantes; y los perros ladraban a la luna por las noches, cuando los ritos de los jóvenes son más puros.


Diego Lazarte

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